Nunca antes había sido tan importante para la gente saber obtener, procesar y entender conceptos básicos sobre salud y el acceso a sus servicios para así poder tomar las decisiones apropiadas para ellos y sus familias. Fomentar la alfabetización sanitaria supone un beneficio para la sociedad en general al reducir el gasto de los sistemas de salud pública, que podrán usarse de manera más eficiente para aquellos que verdaderamente necesitan atención.

Abordar el problema de la educación sanitaria, en medio de una pandemia global, también significa luchar contra la pobreza, la exclusión social, el racismo y la discriminación, y promover la justicia social y la igualdad de género. Proporciona una base muy sólida para mejorar la situación socioeconómica de muchas personas, ya que una población más sana en todas las etapas de la vida puede contribuir mejor al desarrollo social, cultural y económico de las comunidades. No se trata sólo de educar a las personas sobre temas de salud, sino de empoderarlas para que actúen en beneficio de su salud personal y la de sus familias.